Skin Care

El papel fundamental de la genética en el antienvejecimiento – Parte 2

En la primera parte de este blog la Dra. Mar nos introdujo en el mundo de la genética y su relación con el envejecimiento. Si aún no la has leído, te invitamos a visitarla para que te pongas en contexto y te adentres en este tema tan interesante.

Nuestra invitada es la doctora Marimar Guerra; especialista en medicina genómica y antienvejecimiento, quien ha dedicado su carrera a comprender cómo el ADN y las ciencias relacionadas pueden transformar la manera en que enfrentamos el envejecimiento.

En 2013, la Dra. Mar fundó Medae, una clínica que ofrece tratamientos basados en la información genética de cada paciente. Su interés en la genómica surgió al observar cómo las pruebas de ADN en Estados Unidos revolucionaron la medicina preventiva. Este enfoque personalizado permite a los médicos no solo diagnosticar, sino también predecir riesgos y tomar medidas proactivas.

La Dra. Marimar nos explica cómo influye la genética en el antienvejecimiento y cómo conocer el ADN de un paciente nos recuerda nuestra individualidad. Somos únicos y debemos ser tratados como tal. Este conocimiento responde muchas preguntas, como por qué una persona puede beneficiarse de una dieta o ejercicio específico, mientras que otra no obtiene los mismos resultados o incluso se ve perjudicada. También nos ayuda a entender por qué, incluso entre gemelos, uno puede estar en riesgo de ciertas enfermedades y el otro no, o por qué el envejecimiento varía entre individuos.

El ADN y las ciencias relacionadas nos ofrecen herramientas precisas para comprender que la mejor medicina es la prevención, y que prevenir siempre será mejor que reaccionar.

Medicina genómica en tratamientos estéticos

La Dra. Marimar aclara que una prueba de medicina genómica no determina qué marca de toxina botulínica o ácido hialurónico se debe utilizar; sin embargo, proporciona información valiosa sobre cómo podría evolucionar el envejecimiento de una persona.

También nos comenta que los marcadores específicos en la piel ayudan a definir qué tipo de productos y tratamientos son más adecuados. Por ejemplo, la medicina genómica puede sugerir el uso de ciertos retinoides, suplementos, antioxidantes, vitaminas y minerales para optimizar el cuidado de la piel.

Nuestra invitada destaca que tanto la toxina botulínica como el ácido hialurónico tienen una eficacia comprobada. Los avances en la investigación científica han permitido que los productos sean cada vez más puros y libres de aditivos. La toxina botulínica, por ejemplo, se ha refinado para reducir la cantidad de toxinas y proteínas añadidas. 

Adicionalmente, la Dra. Marimar enfatiza en que la correcta aplicación de estos tratamientos puede ayudar significativamente en la hidratación de la piel y la reducción de la contracción muscular, abordando las principales causas del envejecimiento como la deshidratación, el desplazamiento de los tejidos y la hipertonicidad muscular. Complementar estos tratamientos con suplementos y vitaminas puede mejorar aún más los resultados del envejecimiento.

¿Qué papel juegan los bioestimuladores en el cuidado facial?

Nuestra invitada nos recomendó el uso de bioestimuladores, explicando que este tipo de tratamientos no invasivos, envían señales a las células para mantener su actividad. Los fibroblastos, responsables de producir colágeno, pueden “dormirse” con el paso del tiempo. Los bioestimuladores actúan como una señal de activación para estos fibroblastos, estimulando la producción de proteínas esenciales para la piel.

¿Con qué frecuencia se deben aplicar estos tratamientos?

La Dra. Marimar nos respondió que la frecuencia de aplicación de estos tratamientos depende de varios factores, incluyendo el estilo de vida y las necesidades individuales. Los bioestimuladores tienen una duración de entre 12 y 16 meses. La toxina botulínica, por su parte, suele necesitar aplicaciones cada cuatro meses, aunque puede extenderse hasta seis meses en algunos casos. El ácido hialurónico varía según su densidad y propósito; algunos tipos se pueden aplicar cada 4-6 meses, mientras que otros se aplican cada año. 

La elección del tipo y la frecuencia de aplicación dependerá de las necesidades específicas de cada persona y el entorno en el que se desenvuelve. Siempre es importante consultar a un profesional de la salud. 

Genética en el antienvejecimiento: Prevención

La prevención es un enfoque que permite a los individuos gestionar su salud y apariencia antes de que aparezcan problemas significativos.

La doctora Mar nos explicó que los avances en la genómica y la epigenómica han revolucionado la manera en que entendemos la prevención. “Conocer nuestra predisposición genética nos permite tomar decisiones informadas sobre nuestro estilo de vida y cuidado de la piel. Esto incluye desde el uso adecuado de protector solar hasta ajustes en la dieta y el estilo de vida para reducir el riesgo de enfermedades y signos de envejecimiento.”

Además, la prevención no solo se limita a la estética. Adoptar un enfoque proactivo en el cuidado de la salud puede tener beneficios a largo plazo. No se trata solo de verse bien, sino de sentirse bien. Una persona que cuida su salud y sigue prácticas preventivas a menudo experimenta un envejecimiento más elegante y saludable. La genómica y la epigenómica nos proporcionan herramientas para personalizar estos cuidados.”

Si quieres conocer más sobre este tema, recuerda seguir a la Dra. Marimar en sus redes sociales como @dra.marimarguerra y si te gustó este blog y quieres saber más sobre el cuidado de la piel, salud y bienestar síguenos como @confidencetobeme y no te pierdas nuestro próximo blog. 

 

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Credenciales: Dra. María del Mar Guerra

Médico especialista en Medicina Genómica, Medicina Estética y Antienvejecimiento. Universidad Anáhuac. Cédula: 6401380.